"No encontraron la complacencia, el beneplácito y la complicidad que suelen tener a veces los que llegan desde muy abajo y que encuentran cómoda, la alianza con los poderosos. No la hallaron en Diego"

Alejandro Dolina, 30/6/94

miércoles, 22 de junio de 2011

Salud, Argentina

A 25 años de uno de los días más gloriosos de la historia del fútbol mundial, aquí compartimos algunos extractos de la revista "El Gráfico" del 24 de junio de 1986 (edición nº 3481).


• Por Diego y su inmensa grandeza.
Por el orgullo que sentimos al saber que es el mejor jugador del mundo, según el veredicto inequívoco y unánime de las multitudes que se deslumbraron con su genio impar.
Por esa obra maestra que plasmó en un minuto de terrible inspiración, en la que regaló a millones de ojos en el mundo entero la síntesis más sublime del fútbol: la destreza, la habilidad, el manejo de la pelota, el cambio de ritmo, el quiebre de cintura, la potencia, la elegancia, la pegada, el gol.
Por el comportamiento ejemplar de todo el equipo dentro y fuera de la cancha, lo que le valió, por fin, el reconocimiento del público mejicano, que en la heroica tarde del estadio Azteca nos hizo sentir tan locales como en la cancha de River.
Por el esfuerzo, la dedicación, el empeño, la mentalización, que observamos en la concentración del club América, donde se respira un clima de camaradería y cordialidad francamente inéditos en delegaciones argentinas.
Por el respeto a los rivales, pero sobre todo por el respeto a sí mismos para imponer un planteo, para marcar un estilo, para salir a buscar los partidos, para ser protagonistas y no acompañantes.
Por saber sobreponerse a la adversidad previa al Campeonato del Mundo.
Para mantener la humildad y la calma después de cada victoria.
Por haberle ganado a Inglaterra que es como ganar mil veces.
Por estar en una de las Semifinales.
Por seguir soñando.
Por invitarnos a soñar.
Por todo lo que son, por todo lo que consiguieron y conseguirán, porque nadie les regaló nada.

Muchas gracias, Argentina.

El amor del genio por sus colores. Los puños apretados, el beso ardiente, los ojos húmedos de emoción. La imagen de Diego Armando Maradona, el mejor del mundo.


MARADONA: 10
El genio deslumbrante. El jugador único, que sólo por estar en la cancha delata las limitaciones de los demás. Varias jugadas de clase suprema. Un gol de vivo y otro para la historia del fútbol. Capaz de volcar definitivamente a todo un estadio en apoyo de su equipo por admiración y agradecimiento. Y lo más importante, quizá, terminar con la vieja duda: ser grande en las difíciles. Mandó cuando hacía falta y desquilibró cuando hacía falta, como lo viene haciendo y lo viene demostrando desde que empezó este Mundial.

(…) Fueron cincuenta y cinco metros desde el arranque, detrás de la media cancha, hasta la definición. Fueron seis los jugadores ingleses que quedaron anulados con la magia de su gambeta impredecible: Beardsley, Hodge, Reid, Butcher, Fenwick y Shilton. Fueron ciento catorce mil los espectadores del estadio Azteca que enmudecieron primero y admiraron su proeza después. Fueron alrededor de dos mil millones los que lo disfrutaron por televisión en todo el mundo. Fue en un clásico futbolístico que esperaba todo el fútbol: Argentina-Inglaterra. Y fue, nada más y nada menos, en la instancia decisiva de una Copa del Mundo. Se nos ocurre pensar ahora cuántas veces iremos al archivo en el futuro a buscar este dibujo, convertido ya en pieza de colección por el mismo peso de su contenido.

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