"No encontraron la complacencia, el beneplácito y la complicidad que suelen tener a veces los que llegan desde muy abajo y que encuentran cómoda, la alianza con los poderosos. No la hallaron en Diego"

Alejandro Dolina, 30/6/94

domingo, 30 de octubre de 2011

Vengan a ver, que el Diego cumple 51

Foto de la gran  revista "La Garganta Poderosa"

Hoy es un día felíz. Porque lo recordamos más que otros días, aunque hay algunos que no se guían por calendarios para demostrar su amor y lo hacen siempre, o cuando le parece. De todas maneras valen por igual. Ya sea porque sí o porque el almanaque nos lo ordena, nunca lo dejaremos de recordar. ¿Escucharon? Nunca. Así como lo hace Messi y la gente de "La Garganta Poderosa".
Por todo lo que hizo, por todo lo que hace. Su magia, sus luchas, sus victorias y sus derrotas. Que son las nuestras. Las palabras, imágenes, sensaciones, lágrimas, el arte y todo eso que este blog intenta recopilar; son la prueba más fehaciente de lo que hizo Maradona, por eso nos emociona, por eso todo el intertexto que genera D10S es tan brillante, tan espectacular, mágico y tan nuestro. Cómo lo es esta obra titulada "Vengan a ver" de Pablo Coll, interpretada por Marcelo "el turco" Sanjurjo y el el gran Alejandro Apo.


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Texto

Vengan a ver a ese morochito que hace verdades la fantasía de la ilusión.
Pibe indomable, niño infinito, mano del cielo que trepa al aire a gritar su gol.
Un cebollita en el universo, un hombrecito que anda por ahí desafiando al sol.
Vengan a verlo es cierto, vengan a verlo él existe. Vengan a ver que bonita se pone la tarda cuando él la viste.
Viene a pintar mi alma, viene a pintarme la ilusión. Viene a pintar mi alma, viene a pintarme el corazón.
Mago y paloma, Diego y redonda, hay un romance inseparable entre ella y él.
Venga a ver como es que sublima un país entero en la alegría que hay en sus pies.
Delfín herido fuera del agua, pibe que llora desamparado al atardecer
Es mi alegría su risa, es mi ilusión la que grita, es mi bronca su rabia, y su llanto mi peor desgracia.
Hay fotos en el alma que no se borran jamás, hay fotos en el alma que no se pueden borrar.
Pinta, pinta, pinta mi alegría este pintor, Pinta, pinta, pinta de alegría este pintor.
Yo no se que ángel pardo se asomó por Fiorito, se coló en los picados donde él anochecía y prendado del ángel, gurrumín de la zurda, se instaló en el mocoso con brutal brujería. Ya tramaban entre ambos portentosas hazañas con la número 5 de compinche jugada. Paternal fue la ruta, la escuelita de barrio, escenario temprano, fogeo y recalada.
Aquel ángel errante, diabla luz en su sangre, lo hizo crack mixturando travesura con fuego.
De movida, brotaba el sol de su alegría iluminando el verde que bordaba su juego.
Fue la mano de Dios y el demonio sudaca, desparramando ingleses y sutiles inventos.
La melena enrulada o el cabello cortito, el misterio era el mismo, la magia no era cuento.
El sur napolitano fue el sur de su suburbio, por morocho, por pobre, por sur(do), por desdeñado. Él le ofreció sus goles, su prodigio, sus ganas; y fue llenando el hueco del ídolo esperado. Humilló al norte con vital desparpajo.
Con la celeste y blanca se arreó media tribuna.
En el sur y en el norte le hizo un corte de manga a los que despreciaron su canción de cuna.
Desnudó a los hipócritas mandamases del fútbol.
Lloró como tan solo lloran los que se juegan, y como pasa siempre con los Cristos de barro, lo colgaron con clavos en la cruz de su entrega; y no le perdonaron ni su origen, ni su orgullo, ni ese privilegio (que mantiene) de mover muchedumbres, sin pasarse al bando de los que a todos humillan para ser uno de ellos (como siempre es costumbre): los burócratas grises de aceitadas bisagras o el chantun cholulaje de amigotes en rueda o los caretas impúdicos conocidos de siempre o los escribas que restan por las 30 monedas, toda esa calaña lo sentenció caído como el árbol que abate el hacha la tormenta, le calculó la leña que de él le serviría y lo hizo noticia a sumar en su cueta, pero él es bien de abajo por sobre toda duda y sigue en las banderas, en los cánticos, en los coros, porque la gente intuye que aun entre los brillos, sigue siendo uno de ellos, es El Diego. Es aquel pibe del barrial de Fiorito, la tribuna le canta con su voz (Maradooo, Maradoooo)
Relámpago del fútbol del Mundo en un tiempo de grises picapiedras y sinuosas personas.
Yo lo vi… lo vi desde el piso de una cancha alambrada o en alto cemento del estadio encumbrado, en la incierta ventana de una caja de luces o en el osco potrero de algún barrio apartado.
Cuando alzaba la copa de la heroica victoria o gritando la fiesta de otro gol festejado
Y lo vi con la bronca y el amor propio herido, sin guardarse el insulto al sentirse insultado.
Es El Diego, es aquel pibe con el ángel adentro que no se vende al diablo y al ángel no abandona.
Una redonda, el hada, fue su arma y su juguete. Es canto en las tribunas… su nombre?: Maradona!!!!
Pinta, pinta, pinta mi alegría ese pintor, Pinta, pinta, pinta de alegría este pintor.
Maradooo Maradoooo, Diegooooo Diegoooo

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