"No encontraron la complacencia, el beneplácito y la complicidad que suelen tener a veces los que llegan desde muy abajo y que encuentran cómoda, la alianza con los poderosos. No la hallaron en Diego"

Alejandro Dolina, 30/6/94

domingo, 28 de febrero de 2010

El mito de la inocencia


“Para muchos argentinos, Diego Maradona es la imagen encarnada de la inocencia, la juventud y el genio. Esas imágenes suelen ser especialmente reconfortantes en momentos de desintegración colectiva, porque tienden un puente imaginario entre la realidad y el deseo, entre lo que cada uno es y lo que hubiera querido ser. No importa que un Maradona triunfal implique a millones de fracasados; las emociones míticas no se alimentan de lógica. El propio Maradona cultiva, conscientemente o no, toda la puesta en escena de un muchacho bueno y simplote de veinte años, con su rostro ingenuo coronado por un discreto afro look, y que cada tanto se irrita por las intrusiones en su vida privada y por el asedio periodístico. A veces, es claro, los planos se superponen, la vida real se mezcla con el mito, y pasa a haber dos Maradonas, cada uno de los cuales tironea para su lado. La mejor metáfora de este desdoblamiento de la personalidad está en la fórmula narrativa, en tercera persona, con que el futbolista se refiere a sí mismo en las entrevistas que le hacen: ‘Maradona no está peleado con Menotti, Maradona quiere que lo dejen tranquilo…’.

Los que aceptan y disfrutan el mito, se identifican con las penas del héroe y justifican religiosamente todas sus actitudes. Hay, ciertamente, una inquietante desviación moral en el hecho de que, mientras no nos sentimos conmovidos ante los millones de desocupados, las ollas populares y las arbitrariedades de los poderosos, nos hacemos cargo, de buen grado, de las quejas de uno de los jóvenes argentinos más célebres y mejor pagados, y cuyo porvenir, sin duda, está infinitamente más garantizado que el del país en el que ha nacido.


Pero vale la pena insistir: la función del mito es la conservación y la

conformidad, no el cuestionamiento. […]

En este cuadro, todo lo que podría pedirse a Maradona es que no llevara su ficción de inocencia a extremos risibles, hasta hacer sospechar a la gente que detrás de sus desplantes hay causas más prosaicas que la angustia personal. Incluso el mito necesita cierta aureola de verosimilitud para que, entre todos, lo sigamos construyendo.

Maradona no puede suponer que seguirá gozando de todas las ventajas de la fama, sin sufrir ninguna de sus –ligeras– desventajas.

Y lo demás –que por hablar de Maradona se silencian otros temas mucho más importantes, que esta vociferación histérica encubre omisiones más hondas–, no toca a la responsabilidad del jugador, simple peón dorado en un tablero al que no maneja, sino a la de todos nosotros, cómplices de la ficción y del conformismo, que vivimos al amparo de una falsa inocencia y que no hemos sido capaces de ganar nuestra propia libertad”.

Nota escrita por Luis Gregorich publicada en la revista Goles Match Nº 1713, octubre de 1981

2 comentarios:

Cronista Clandestino dijo...

Excelente, un texto de 1981 con validez ad infinitum, totalmente aplicable al día de hoy.

Lucas Amaturo dijo...

eso es lo que me sorprendió... pasaron casi 30 años y pudo haberse aplicado a cualquier momento de la vida de Diego.

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